He aquí una de mis primeras obras. Se trata de una silla inglesa de dormitorio de estilo victoriano y madera de roble, de mediados del siglo XIX.
Esta pequeña joya fue rescatada de un viejo inmueble del Barrio de Salamanca de Madrid. Nadie hubiera apostado nada por ella ya que encontraba en un estado lamentable de conservación. La tapicería estaba enteramente destrozada y por si fuera poco le faltaba parte de la pata frontal derecha y el copete superior del respaldo.
La pieza no contaba con restos de viejos barnices ni ceras, con lo cual sólo tuve que limpiarla con esencia de trementina y reparar algún arañazo con cera para emplastecer. Decidí obviar otros desperfectos que atestiguaban el paso del tiempo, para que la silla conservara su esencia. Para solucionar los daños en el copete y la pata recurrí a mi amigo José María, experimentado tallista, que realizó un cuidadoso trabajo recomponiendo las florituras originales. Para concluir con la restauración de la madera, apliqué cera de patinar.
La pieza no contaba con restos de viejos barnices ni ceras, con lo cual sólo tuve que limpiarla con esencia de trementina y reparar algún arañazo con cera para emplastecer. Decidí obviar otros desperfectos que atestiguaban el paso del tiempo, para que la silla conservara su esencia. Para solucionar los daños en el copete y la pata recurrí a mi amigo José María, experimentado tallista, que realizó un cuidadoso trabajo recomponiendo las florituras originales. Para concluir con la restauración de la madera, apliqué cera de patinar.
Una de las singularidades de esta pieza la encontré en el momento de su retapizado, ya que el relleno del respaldo no era otro que crin de caballo. Tras diversas indagaciones, averigüé que esta técnica era utilizada entre los siglos XVII al XIX para el tapizado de asientos por su elasticidad, frescura y facilidad para recuperar su forma inicial. Gracias a su gran comodidad por el sistema utilizado, a este tipo de sillas se las conocía como "Silla de dormir" o "Silla de reposo". Como curiosidad, cabe mencionar que con frecuencia estas sillas eran utilizadas por aquellos que, normalmente nobles y cortesanos, padecían la enfermedad de gota, tan común en aquella época, de ahí que también se las conociera como "Silla de gota".
Para retapizarla conservé en el respaldo el relleno de crin de caballo y en el asiento empleé el mullido correspondiente procediendo posteriormente al tapizado. Para ello utilicé una tela adamascada de color rosa similar a la que tenía de origen.
Espectacular trabajo Teresa. Muchas felicidades!
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